Ya te conté
que mi primer poema
lo escribí,
casi,
se me escapó,
por necesidad
de mis entrañas.
Hoy te escribo
aquí
porque es inútil escribirte,
dirigirme a ti.
Ignoro cuándo empezó
esto,
ignoro cuándo me enamoré de ti.
Lo que sé
es
cuándo me di cuenta,
lo que sé es
cuándo cometí
el error de decírtelo,
de asustarte,
de hacerte poner en guardia
y de verte huir,
No sé por qué
te quiero.
No eres,
seguramente,
ni la más linda,
ni la más
amorosa,
ni la más
fácil,
pero la atracción no sabe de cálculos
no tiene cómputos:
cuando hay magia,
la hay
y cuando debería haberla
para siempre,
desaparece.
Esta vez te fuiste tú.
Ocurrió.
La magia sigue,
la siento dentro de mí,
te siento dentro de mí,
para bien o para mal,
puedo decir
expresar
como tú
me escribiste
un día
esto es lo más concreto
que he sentido en mi vida.
Porque es así.
Lo atesoro.
Lo aprecio.
Te aprecio.
Te atesoro.
Te quiero
y vuelvo a quererte
Hay otras mujeres.
Tal vez,
seguramente,
otra llenará mis noches,
mis días,
mi cama
y mis atenciones.
Mis necesidades.
Mi vida.
Pero deja que hoy
no pueda concebirlo.
Deja que hoy
te siga añorando.
Tal vez para siempre.
Quizá te olvide.
Hubo algo especial,
muy especial.
Hasta que nos dimos cuenta
de que lo había.
Entonces, dejó de haberlo.
O dediciste que no debía haberlo.
Desconozco tu cálculo,
tu prejuicio,
ignoro tus razones,
ignoro
tus miedos.
Sé que no eres tú
quien me teme,
quien me huye.
Son tus miedos,
tus traumas.
Sé que no eres tú
quien me hace daño,
son mis miedos,
mis traumas.
Yo te quiero
y te querré
sea lo que sea
pase lo que pase.
Porque eres tú
porque soy yo.
Porque soy tú
porque eres yo.
Porque sé,
que
si bien yo creo
en la Unidad,
en que las diferencias,
las identidades personales
no son nada más que apariencia...
Ese milagro de la Unidad
se vive especialmente,
con más intensidad
se manifiesta,
en determinadas circunstancias,
con personas concretas
y contigo
lo he sentido,
lo he vivido,
lo he experimentado,
y me siento unido
a ti
pese a ti.
O a tus heridas
(miedos y traumas).
No me oyes
así que
no me lo tengo ya
por qué
callar.
Te amo.
Y los obstáculos
para creerlo
son tuyos
o,
también,
puedes decidir
que no lo son.
Es tu decisión.
Puede que funcione
puede que no.
Yo solo te he pedido
intentarlo
suavemente,
al ritmo que haga falta.
Ni te exijo,
ni te prohibo,
ni te impongo
nada.
Simplemente,
irnos conociendo.
Confianza,
buena disposición,
sinceridad,
franqueza
y consciencia
no necesitamos más.
¿Qué más necesita(mo)s?
Gerttz